30 mayo 2009

Todo tiene un principio...

Siempre es complicado empezar una historia y más aún si hay que decir algo sobre una misma. Nací en Andalucía, en la tierra del líquido dorado. Desde muy pequeña mi carácter indomable, fuerte y rebelde estuvo muy marcado. A los 17 años descubrí por casualidad lo que era el BDSM, y puse nombre a un sentimiento interno, a una necesidad de convertirme en ese veneno que se introduce lentamente en la mente de la otra persona y conseguir así lo que se desea.

Me he considerado siempre mentalista dentro de este mundo, dándole más importancia al juego de la conquista de la Dominacion/sumisión que a la parte física. Un árbol puede resistir mil huracanes si es fuerte, pero si algo afecta a su sabia, el árbol sucumbirá sin importar los siglos que haya visto.

El equilibrio interior de una persona es algo complicado de mantener, sacar lo mejor de si mismo,lo mejor que puede ofrecer, quitar sus miedos, inseguridades, aquella parte de su ser interno que en muchas ocasiones, por el qué dirán que impera en este país, inculcado en nuestro foro interno desde la más tierna infancia, somos incapaces de afrontar, convirtiéndose en un desasosiego interno que nos va comiendo, que devora nuestro interior lentamente.

Aceptar las tendencias que tenemos ante el desconocimiento de las personas ajenas a este sentir, es complicado. No solo es una manera de vivir nuestra sexualidad, si no, también, es una forma de vida, de experimentar unas sensaciones mucho más intensas, pues cualquier tipo de relación BDSM, tenga o no tenga sexo explicito, lleva asociado un nexo de unión entre esas dos personas parecido a una corriente eléctrica que por mas distancia que haya no se rompe a no ser que alguno de ellos lo desee. Y aun de esta manera, el recuerdo y las vivencias experimentadas junto a esa persona te acompañaran siempre.

Bienvenidos a mi pequeño rincón donde dejaré fluir las experiencias, sensaciones y, por qué no, también las curiosidades que vayan surgiendo en mi día a día.